Entre las actividades físicas y deportivas enseñadas en la escuela la expresión corporal es tanto dejada de lado, como valorizada en extremo. De hecho, para el niño, la práctica es algo evidente. Esta parte de la Educación Física no altera los comportamientos habituales del niño pero desarrolla un aspecto de su personalidad que no se sospechaba. De última, ésta se adapta a todo y, gracias a la música, se desarrolla en un ambiente muy agradable. La expresión corporal se presta entonces perfectamente al abordaje lúdico de la práctica física, sin que se plantee el menor problema con respecto al nivel de aptitud.